Giros de la vida.

lunes, 11 de febrero de 2008



Hace 1 mes este espacio personal cumplió 1 año de vida. Hace 12 meses que escribí por primera vez aquí, hace ya 3 meses atrás estuve en Venezuela, y dentro de menos de un mes estaré nuevamente por el matrimonio de mi hermana.

Hace ya mucho más de un año atrás me despedí de mi país para partir a un futuro prometedor. El 4 de septiembre del 2006 me despedí de mis amigos, de mis familiares, de mi padre...sin saber que seria la última vez que lo vería a los ojos y le diría que lo quiero.

Hace ya 3 meses que mi viejo nos dejó. Repentinamente, sin avisar y para sorpresa de todos. Murió feliz, vivió una vida increíble, fue un padre ejemplar que quizás no valoré lo suficiente cuando estaba vivo. Me sentía orgulloso de el, me siento orgulloso de el, aunque nunca se lo dije, porque siempre pensé que se lo podría decir en un futuro. Si volviera a nacer, jamás quisiera un padre diferente a el. Un padre que se partió el lomo trabajando para que sus hijos lograran surgir y ser personas de bien en esta vida, que más de una vez hizo hasta lo imposible para que nosotros estuviésemos bien. Dicen que cuando una persona muere siempre se habla bien de ella, pero yo no hablo bien de mi padre porque ya no esté, sino porque de verdad no tengo nada malo que decir sobre su persona. Con sus altos y bajos, seguía siendo el mejor padre del mundo, y era el mío.

Siento que no lo he llorado lo suficiente, me he guardado por dentro todo esto desde aquel 11 de noviembre. Viajé a Vzla, y me formé una coraza gigantesca, supongo porque tenía que servirle a mi madre de la mejor manera, y no quería que me viera deshecho, porque decaería aun más ella. Siento que aun no entiendo como pudo ser todo tan de repente, como teniendo un lapso de 26 años no pude decirle que era el mejor padre del mundo y que estaba orgulloso de que me hubiese tocado el y nadie mas. Siento no haberlo llamado esa misma semana, cuando sabia que el quería hablar conmigo de cualquier cosa, solo escucharme, pero yo estaba ocupado con cualquier otra tontería en mi vida como para haberle dedicado unos minutos a saber de el. Pensaba que en cualquier momento podía llamarlo, hablar con el, y perdí cientos de oportunidades de hacerlo.

A menos de un mes para visitar Venezuela, no me siento con ganas de visitarla. Si no fuese por mi madre o mi hermana, no iría. No me siento preparado para estar allá nuevamente, no quiero estar allá nuevamente. Supongo que todo es parte de un proceso, y poco a poco me acostumbraré y se me quitará esta fobia.

Mi padre no conocerá sus futuros nietos, no lo podré llevar al viaje que tanto le quise dar, que era llevarlo al lugar donde nació (San Nazaro, Italia) y por poco tiempo no se pudo cumplir. No podré mostrarle todo lo que aquí he tenido la dicha de ver, no me verá triunfar y terminar de formarme el hombre de bien que hubiese querido que el viera. Al menos no físicamente, porque se que donde quiera que esté, lo haré sentirse lo mas orgulloso que pueda sentirse un padre de su hijo, le retribuiré todo lo que me dio en vida, todo lo orgulloso que me hizo sentir el a mi porque fuese mi padre.

No se si pueda seguir con este espacio, intentaré continuarlo, porque quisiera que algún día mis hijos lo leyeran y supieran todo lo que vivió su padre en este momento de su vida. Si nadie lo visita, tampoco me importará, quizás hasta lo coloque privado, quizás solo diga cosas tan insignificantes para los demás que para mi vida significará demasiado y nadie lo comprenderá, o será demasiado irrelevante para una “blogosfera” que busca otra cosa diferente a los sentimientos internos de una persona. Lo seguiré porque quiero, porque se que mi padre hubiese querido también que lo siguiera si hubiese tenido la oportunidad de preguntárselo, porque creo que necesito hacerlo.

papa
Donde quiera que estés, sigues siendo el mejor, papá.