Hoy te Extraño.

Extraño las empanadas grasientas de Maria, en plena madrugada, después de una noche de salir con los amigos a beber. El sabor característico de su salsa tártara era manjar de Dioses.

Extraño los juegos de Risk en casa del Carlos, donde casi siempre Jonathan nos ganaba, con los soldaditos verdes. Siempre El ejercito rojo pactando pacifismo con los azules para un convenio de 3 vueltas entre Sur América y África.

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Extraño los fines de semanas de películas en Casa de Oscar. Ver cientos de opciones para elegir casi siempre la mas mala del catalogo. Eramos masoquistas.

Extraño las salidas al Reda a beber y hablar con mi pana Dhers de como nos fue en la semana, en las cuales a veces se pegaban Alex o Raymond, para al final terminar un poco ebrios comiéndonos un pepito full con parmesano en Papi´s Burguer.

Extraño los "domingos de conciertos" con mi pana Ángel, donde procurábamos ver algún DVD interesante de una buena banda de Rock.

Extraño las idas a la playa improvisadas con Luis Ernesto. Extraño sus búsquedas espontáneas para beber un miércoles en la Kerdell, o en su defecto jugar basket. Más segura era la primera opción.

Extraño las quedadas "Laneras" en casa de Jonathan, donde pasábamos horas sin movernos intentando configurar 3 ordenadores, para terminar jugando solo 2 horas algún juego tonto.

Extraño los viajes a Caracas a las reuniones forísticas de la cofradía. La pasábamos muy bien, y siempre salían anécdotas bastante interesantes que perdurarían en el tiempo.

Extraño las charlas en los chinos con Stefan e Ina. También extraño los viernes de Hog Heaven con El vaka.

Extraño a los tíos de mi esposa en sus reuniones domingueras en familia, y a sus primitos terremotos.

Extraño a Leo haciéndome comida cuando visitaba a Adri a su casa luego de una larga jornada de trabajo con un sueldo de mi*rda. El sueldo no lo extraño.

Extraño las arepas de mi vieja y sus tortas tres leches.

Extraño los momentos cuando llegaba mi viejo de sorpresa con 5 pizzas del Club Italo, en el momento perfecto.

Extraño las peleas tontas que tenía con mi hermana, por muy increíble que parezca.

Extraño a los simulacros de perros que tiene mi mamá. No importa lo que pasara, ellos estaban siempre allí emocionados para recibirte.

Pero por sobretodas las cosas, extraño esa misteriosa idiosincrasia venezolana de que no importa lo jodido que estemos, siempre tendremos esperanzas y unos ánimos de disfrutar la vida únicos.

Hoy te extraño, Venezuela.