Travesía por la Italia Meridional (2da parte).

martes, 20 de marzo de 2007

Después de un viaje de 3 horas para regresarnos, nos conseguimos con un Nápoles sumido en la oscuridad. Y es que, si vienes de Madrid (una de las ciudades con mejor iluminación nocturna de Europa) te impacta un poco. Nápoles de noche, puede atemorizar al europeo turista promedio, haciéndolo huir a su hotel hasta esperar por el amanecer. Por supuesto, al venezolano promedio, esto le parece pan de cada día, así que nosotros fuimos al albergue, nos cambiamos, y como el hambre llamaba (cabe destacar que no comíamos algo decente desde el día anterior, solo un par de bocatas y unas torticas de paquete en todo el día es lo que tenía mi estomago), no había nada que nos detuviera. Además, ¡estábamos en Italia! cuna de la gastronomía tradicional, donde comer definitivamente es uno de los mayores placeres. Nos dispusimos a buscar un sitio recomendable para de verdad "catar" la comida napolitana.

Adriana llevaba varias recomendaciones anotadas en un papel, fruto de una extensa preguntadera investigativa a sus compañeras de master y a una amiga de mi cuñada que vivió en Nápoles. Después de evaluar opciones, quedamos en ir a un local que en el mapa de Nápoles se veía cercano a donde nos encontrábamos. Primer error: Nápoles NO ES PEQUEÑA.

Nos fuimos caminando, y luego de 40 min. pensábamos que jamás llegaríamos al sitio (¡pero si en el mapa se veía a solo 4 cuadras!). Caminando, creo que pasamos por la casa de algún ministro o algo por el estilo, porque dicha casa estaba rodeada en las 4 esquinas por tanquetas policiales, y los oficiales estaban armados con automáticas. Vaya, aquí se toman en serio la seguridad. Por supuesto, las calles solitarias (era un miércoles a las 11 de la noche), oscuras, y en lo único que pensábamos era en todos los comentarios de nuestros amigos españoles diciéndonos que Nápoles es súper peligrosa, la cuna de la mafia, que roban en todos lados, etc etc. aceleramos mas el paso y llegamos al sitio, cansadísimos, con un hambre abrumadora, y un poco obstinados.

Valió la pena, definitivamente. Y es que si verdaderamente quieren probar que es una buena pasta, deben ir a Nápoles a comer en Matozzi. Parecía pasta tocada por los Dioses, pero nuestra sorpresa llegaría cuando pedimos el postre, y nos traen un tiramisú..hecho con Nutella. Woooof, es una de las cosas mas exquisitas que he probado en mi vida, no tiene desperdicio alguno. También probamos un postre típico de la región, llamado "babà", es una especie de ponqué en forma de champiñón, que, haciendo el papel como de esponja absorbe todo el ron que le aplican. Cabe destacar que a la final de la comida comenzamos a buscarles plática a los mesoneros y al que parecía el dueño del local, y terminamos hablando de lo grande que es Maradona, cuanto lo quieren en Nápoles, y donde posiblemente pudiésemos conseguir una camiseta clásica del Pelusa. Confirmé lo que había escuchado, y es que Maradona allí es quizá más importante que el Papa.

Nos regresamos al albergue (otra vez a pie) preparándonos para el día de mañana. Ya Nápoles nos sonreía con otra cara, aunque teníamos el concepto de ciudad maltratada y descuidada en el cerebro.

vista desde albergueAl despertarnos, hacía un sol brillante, y tengo que admitir, me cambiaron la ciudad. Está no fue la misma de ayer, definitivamente no, ¿que ha pasado aquí?. Desde el albergue notábamos la costa (nos quedaba a 3 calles), se veía súper hermoso el Vesubio en el fondo de la ciudad. Hora de conocer verdaderamente Nápoles. nos dispusimos a ir primero a la zona del Estadio de San Paolo, donde jugaba Maradona, a ver si conseguíamos la camiseta. Búsqueda infructífera, y es que dicha camiseta es considerada un "vintage" y quien la posee, la tiene de colección. Después de dicha búsqueda, nos decidimos pasear por la costa de Nápoles en Bus, hasta llegar al casco histórico.


fermata Margellina

fermata Margellina
Estación Margellina.

Estadio San Paolo
En el fondo el Stadio San Paolo.

dulces azzurri
parada de bus

spaccanapoliAdmito, me equivoqué con Nápoles. Mamma mía, ¡que hermosa es!, es que pasearse viendo la costa, el Castel dell'Ovo, el Palacio Real, todo el embarcadero... magnífico. Al llegar al casco histórico (vía Duomo), quedamos embelesados con aquellas estrechas y confusas calles que parecían pasadizos, con cientos de tienditas con sourvenirs, restaurantes, gelaterías, gente, gente y más gente, e iglesias en todos lados (a mi parecer). Comenzamos por Spaccanapoli, un conjunto de calles que conforman la zona más famosa del casco antiguo de la ciudad. Además comimos el la pizzería que lleva el mismo nombre.


pizza! Las pizzas mundiales, gigantescas (y a 5 euros), la atención excelente, y es que la gente en Nápoles sabe como tratar al turista. Es gente muy abierta, muy dada a conversar, muy expresiva. Después de las recomendaciones de Antonio (el mesero que nos atendió y entre las cuales destacó la vista del Castillo de Sant Elmo, destino del 4to día), seguimos recorriendo todo el casco histórico. Estábamos cansados del maratón del día anterior, así que estábamos haciendo turismo light, nada de encerrarnos a ver un museo por 4 horas. No, queríamos aprovechar de ver la infraestructura, conocer el trato de la gente, caminar, apreciar, y comer :).

comida con antontio
Mi cuñado, Antonio, el burro, y mi stella.
callejuela bandera el pelusa y yo

cabello del pelusaContemplamos la Iglesia de Gesú, el exterior de la iglesia de San Francisco de Paula, la Piazza Dante (en honor al famoso escritor de "la divina comedia"),apreciamos los rascacielos de Nápoles en el horizonte, El castillo Maschio Angioino, ahora llamado centro Histórico de Nápoles (nombrado patrimonio de la humanidad por la UNESCO), la zona del Palacio Real, la galería, y muchos sitios más entre los cuales destaco principalmente la primera recomendación de Antonio, el "Bar Nilo" donde existe un altar del Pelusa con unos cabellos del año en que ganó la Serie A el equipo napolitano de la mano de este crack. Bastante anecdótico el sitio, interesantísimo.

el altar otro altar Piazza Dante

Es increíble. Nápoles se escapa de lo esperado en Italia. Es una mezcla de estructuras greco-romanas con callejuelas al estilo árabe (de seguro un español diría al estilo Sevillano, o sea, árabe), no es raro conseguirse una iglesia que denote varios estilos en su construcción, o algún monumentos con muchísima influencia griega. Es una ciudad que ha soportado la conquista Griega, Romana, Barbara, Española, y por si fuera poco, acechada siempre por una intensa incertidumbre de destrucción por erupción volcánica proveniente del Vesubio.

En otra próxima entrada relataré el viaje a la maravillosa ciudad perdida de Pompeya, y la culminación de nuestra travesía por la Italia Meridional.

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